jueves, 20 de febrero de 2014

ORACIÓN DE LA MAÑANA 20 DE FEBRERO

PARÁBOLAS DE JESÚS: EL BANQUETE DE BODAS. Reflexión tercera


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 16-24: “Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, el dueño de la casa, airado, dijo a su siervo: -Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, a ciegos y cojos. Dijo el siervo: -Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio”. 

¿Cómo reacciona el Rey después que el siervo le cuenta cómo todos han rechazado su invitación y qué ocurrió con los nuevos invitados?
©     El Rey se  enoja con los que lo rechazan, pero sigue invitando.
©     Convoca al banquete a los que se encuentren en las plazas y calles de la ciudad mencionando, sobre todo, a los que están enfermos y a los que no tienen dinero.
©     Todos estos invitados aceptan y aún hay sitio para más en el banquete.

Reflexión. Las disculpas puestas por los primeros invitados para no asistir a la boda no convencen al Rey, pero éste no se desanima y sigue con su plan de invitar,  y ahora lo hace a los pobres y enfermos de la ciudad. Éstos sí que aceptan todos. ¿Por qué será? ¿Sólo por amor y consideración al Rey o por necesidad? ¿Por qué los anteriores que tenían campos y animales y podían trabajar y los otros que estaban en edad de casarse no lo hacen? Sólo Dios conoce el interior de cada uno, pero es fácil comprender que cuando uno tiene más necesidades y problemas, acude más al Señor y a los demás que cuando se es joven, se vale  por sí mismo y tiene más medios a su alcance. En el fondo de nuestro interior predomina bastante más el egoísmo y la prepotencia que la fe confiada y el razonamiento lógico de que lo nuestro, lo humano, dura un tiempo; después, o Dios  y la salvación en su Hijo Jesús, o la propia nada. El Padre no dejará nunca, mientras vivamos, de pasarnos su invitación. ¿La aceptaremos?


Oración. Señor, en este día y ante esta reflexión que nos hace la presente parábola contada por tu mismo Hijo , sólo nos sale pedirte que deseemos, como María, que Jesús pueda vivir en nuestro interior y  en medio de todas nuestras cosas de cada día. Que sepamos distinguir cómo hay muchos servidores tuyos que nos pasan las invitaciones más bellas que no deberíamos rechazar nunca porque nos llegan a través de las personas que quieren para nosotros lo mejor en lo material, en lo intelectual y en la espiritual. ¡Gracias por tantas invitaciones diarias! ¡Que sepamos acogerlas y vivirlas!