martes, 29 de octubre de 2013

ORACIÓN DE LA MAÑANA 29 DE OCTUBRE

EL TESORO ESCONDIDO. Tercera reflexión-oración

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 44: “El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo”.

¿A QUIÉNES REPRESENTA EL CAMPO?
El “campo” es la vida, la Palabra de Dios, los sacramentos, la Iglesia, la oración, la entrega a los demás, el trabajo, la fiesta, el descanso...
Seguimos reflexionando sobre Jesús como el único tesoro que merece la pena buscar porque permanece para siempre. Hoy, nos acercamos  a buscarlo en otra parte del campo de la tierra donde él permaneció cuando vivió:

1.      Estuvo en la Palabra de Dios que enseñó; en los sacramentos que inició; en la oración que practicó y nos transmitió, en la Iglesia que fundó con sus apóstoles, su Madre y las  mujeres que lo seguían en la predicación. Ahí estuvo y está Jesús, el tesoro escondido que no pasa, en la vida del Espíritu que nos transmite en la Iglesia. (Pausa para pensar si nosotros buscaríamos a Jesús en la Iglesia, los sacramentos, la oración:

o   ¿Lo estamos buscando en este momento que reflexionamos su Palabra en el Evangelio o no deseamos enterarnos bien y que nos ayude? (Breve pausa).

o   ¿Lo buscamos, junto con todos los cristianos, cuando vamos a celebrar la eucaristía cada domingo y a recibirla como nos mandó el Señor? (Breve pausa).

o   ¿Lo buscamos en el silencio de la noche al acostarnos acordándonos de hablar con él contándole nuestras cosas del día y pidiendo por ellas? (Breve pausa).

o   ¿Lo deseamos encontrar en los demás sacramentos: confesión, confirmación…? (Breve pausa y comentario sobre cómo cada uno va encontrando a Jesús en estas formas de relacionarnos con él y conocerlo).

Oración: Jesús, tú eres nuestro gran tesoro, el único que va a permanecer. Gracias porque te encontramos cuando leemos la Biblia o escuchamos atentamente cuando nos la explican. Gracias porque  podemos recibir tu vida con el pan  de tu eucaristía, según tú nos prometiste. Gracias porque muchas veces podemos recordarte y rezarte y sentirte cerca a través de la oración  ya que tú vives en nosotros. Acompáñanos a lo largo de este día para que nuestra búsqueda del tesoro nos sea fácil y lo logremos. Amén.